Mezquita de la Meca, Hajj #Ramadan2013

miércoles, 10 de julio de 2013

#Ramadan2013 ☪☝ ¿Qué es el Islam? _parte 2

Las cinco prácticas básicas del Islam
En el Islam, toda acción que se lleve a cabo con la intención de satisfacer a Dios se considera un acto de adoración. Sin embargo, las prácticas básicas sobre las que el ser humano construye su Islam son las siguientes:

1. El Testimonio, que reza así: Doy fe de que Dios sólo hay Uno, y doy fe de que Muhammad es Su siervo y mensajero. Esta misión de Muhammad (¡La bendición y la paz de Dios sean con él!) invita a los musulmanes a seguir la vida ejemplar del Profeta en todos sus aspectos.

2. La Oración, en cinco momentos claves del día, como compromiso personal con Dios. Así damos vida y fuerza a nuestra fe en Él, purificando el corazón en nuestra aspiración a evitar la conducta inmoral y a desarrollar una moralidad superior.

3. El Ayuno, durante el sagrado mes de ramadán. Desde el alba hasta el ocaso, el musulmán se abstiene de comer, beber y de toda actividad sexual, evitando cualquier inclinación apasionada o destructiva, de pensamiento, palabra u obra. El ayuno educa al ser humano en la constancia, la paciencia, el desapego y la fuerza de voluntad, enseñándole en sus carnes el amor, la sinceridad y la devoción.

4. El Azaque, que consiste en una de cada cuarenta partes (el 2,5%) de los ahorros de cada año, y que pertenece por derecho a los más necesitados de la comunidad.

5. La Peregrinación a la Ka‘ba, en la ciudad de La Meca, por lo menos una vez en la vida, para quien pueda permitírselo y sin perjudicar a sus parientes y allegados.

La vida islámica
El Islam ofrece un proyecto completo que puede ser seguido por toda la humanidad en todas las circunstancias. Posee un código global que trata de todos los aspectos de la vida: desde la economía y la política hasta la moral y la espiritualidad, rechazando en todo caso cualquier tipo de extremismo y fomentando el cultivo de una personalidad equilibrada.
El Corán nos hace reflexionar constantemente sobre los fines últimos de nuestra existencia y sobre nuestra responsabilidad para con nosotros mismos, para con todos los que nos rodean, cercanos y lejanos, y para con nuestro Creador.
El ser humano tiene a su alcance en el Islam pautas con las que orientar su vida y estar a la altura de los ideales con que situarse ante los desafíos que ésta le presenta.

Perspectiva histórica
Muhammad (¡La bendición y la paz de Dios sean con él!) nació en la ciudad de La Meca, en la Península de Arabia, hacia el año 570 de la era cristiana, en el seno de una ilustre familia árabe, los Quraish. A los cuarenta años recibió su primera revelación. Empezó a dar a conocer lo que se le revelaba, y a su alrededor se reunió un creciente grupo de discípulos. Perseguidos y humillados, la pequeña comunidad tuvo que emigrar al norte, a la ciudad que desde entonces se conocería como Medina (la Ciudad del Profeta, o la Ciudad Iluminada).
Nos cuenta la tradición que Muhammad (¡La bendición y la paz de Dios sean con él!) cumplió su misión transmitiendo su mensaje de palabra y de obra durante veintitrés años, devolviéndole su espíritu a su Señor a la temprana edad de sesenta y tres años. Fue sepultado en Medina.
Su vida es un ejemplo para toda la humanidad como encarnación de las enseñanzas del Corán puestas en práctica.

El mensaje universal del Islam
Por su manera directa de expresar la Verdad, el Islam atrae poderosamente a cualquier mente sincera y razonable. Su universalidad se basa también en el hecho de ofrecer una solución para todos los problemas que encontramos en la vida, elevándonos hacia la felicidad glorificando siempre al Creador.

Porvenir hispanoamericano
La cultura hispanoamericana sigue íntimamente vinculada con su herencia islámica. Las ciudades mineras del Perú y Bolivia siguen enseñándonos la artesanía de los maestros mudéjares desterrados en los siglos XVI y XVII. La Capilla Real de Cholula, en México, es hija legítima de la Mezquita Mayor de Córdoba, con sus bóvedas y arcos característicos. Fueron nietos de estos artesanos los que construyeron el claustro mudéjar de la Universidad Nacional de San Carlos, a mediados del siglo XVIII, en la Antigua Guatemala; y sus descendientes perpetúan esta herencia hasta la fecha.
El patio californiano también es otra herencia islámica de los días en que el aire acondicionado llegó a las casas del Mediterráneo y del Caribe por las rejas y el agua canalizada, como una verdadera bendición regalada por el Creador. ¡Quiera Dios que la benévola fe del Islam termine por recorrer plenamente las venas de todas las Américas!

EL CONCEPTO DE DIOS EN EL ISLAM

Toda lengua posee uno o más términos para referirse al Dios Único y a cuanto el hombre diviniza, pero éste no es el caso de la palabra Allâh. Allâh solamente se refiere al Dios Único, y nada ni nadie más puede recibir el nombre de Allâh. Esta palabra, en consonancia con su sentido, no tiene plural ni distinción de género masculino o femenino, a diferencia de lo que ocurre, por ejemplo, con la palabra "dios", cuyo sentido refiriéndose a cualquier cosa o persona que divinice el hombre va acompañado de su uso en singular y plural, masculino y femenino. Es interesante notar que formas emparentadas con la palabra originariamente árabe "Allâh" se encuentra también en otras lenguas semíticas para referirse al Dios Único, y en particular en la lengua de Jesús.

Para el musulmán, Allâh abarca todas las posibilidades y potencialidades, crea y sustenta el universo, y es Único y sin igual. Cuando los contemporáneos del profeta Muhammad (¡La bendición y la paz de Dios sean con él!) le preguntaron acerca de Allâh, la respuesta vino en forma de una breve pero contundente revelación, que constituye el capítulo 112 del Corán:

Di: Él es Allâh, Uno; Allâh, el Señor Absoluto. No ha engendrado ni ha sido engendrado. Y nada ni nadie se Le parece.

Hay quien alega que el Dios del Islam es un Ser rígido y cruel, que exige ser obedecido en términos absolutos, que no ama ni es benévolo. ¡Nada más lejos de la realidad! Bástenos saber que casi todos los 114 capítulos del Corán comienzan con la expresión: Con el nombre de Allâh, que es Clemente y Misericordioso. O más exactamente: Con el nombre del Dios del Amor Infinito y Eterno. El profeta Muhammad (¡La bendición y la paz de Dios sean con él!) dijo: "Dios es más benévolo y ama más que una madre a su hijo."

Pero Dios también es Justo. Por eso, a hacer el mal le corresponde el castigo, y la virtud se encuentra con la generosidad y los favores. De hecho, la misericordia divina viene complementada por Su justicia. Una vida esforzada y de amor a Dios no encuentra el mismo trato de su Señor que la opresión y la explotación del hombre por el hombre. Otra cosa sería negar la responsabilidad humana de cultivar una vida moral y virtuosa en este mundo. Las siguientes aleyas coránicas son claras y precisas en este sentido:
Es cierto que los precavidos tienen junto a su Señor los Jardines del Deleite. ¿Es que vamos a tratar a los hombres de paz como a los criminales? ¿Qué os pasa? ¿Qué manera de juzgar es ésa? (Corán, 68:34-36)

En el Islam no se representa a Dios, no se le da forma humana ni se Lo presenta favoreciendo a unos individuos o naciones por su riqueza, su poder o su raza. Dios crea a todos los hombres iguales, y son éstos los que se distinguen únicamente a base de su virtud y sus acciones.

Desde un punto de vista islámico es absurdo concebir un Dios que se queda ocioso después de crear, un Dios que lucha contra Su siervo, un Dios que conspira envidioso contra la humanidad, o un Dios que se encarna en un cuerpo humano.

El uso de la palabra Allâh refleja el hincapié que hace el Islam sobre el carácter único de Dios, que es la esencia del mensaje de todos los Profetas. Divinizar cualquier cosa o persona es un error fatal que no admite disculpa, aunque Dios puede disculpar cualquier otra cosa.
Siendo lo creado transitorio, el Creador es lógicamente de una naturaleza diferente. Si no, si fuera transitorio, necesitaría Él, a Su vez, un Creador.

Si el Creador no es transitorio, entonces tiene que ser Eterno; y si es Eterno, entonces Su existencia no puede ser causada por nada; y si nada causa Su existencia, entonces esto significa que es Autosuficiente y nada puede acabar con Su existencia. Es el Primero y el Último. Es el Qaiyûm, el Autosuficiente y Sustentador de la existencia y la experiencia de las criaturas.
Allâh es el Creador de cada cosa, y su Protector. Suyas son las llaves de los cielos y de la tierra. (Corán, 39:62-63)
No hay ninguna criatura en la tierra cuyo sustento no recaiga sobre Allâh, y de la que Él no sepa su morada y paradero. (Corán, 11:6)

Atributos de Dios
Si el Creador es Eterno, Sus cualidades también son lógicamente eternas, ni se adquieren ni se pierden, son Suyas de un modo absoluto. ¿Puede haber más de un Creador con tales atributos absolutos? ¿Puede haber, por ejemplo, dos creadores en este sentido absoluto? Si pensamos esto por un momento veremos que no es posible.

El Corán resume esta reflexión en las aleyas siguientes:
Allâh no ha tomado hijo alguno ni hay junto a Él ningún otro dios. Entonces cada dios iría por su lado con su creación, y unos chocarían con otros. (Corán, 23:91)

Si hubiera en ambos (en el cielo y en la tierra) otros dioses que Allâh, estos dos se desmembrarían. (Corán, 21:22)

LA UNICIDAD DE DIOS
El Corán nos recuerda lo absurdo de las pretensiones de otros dioses. A los que veneran las obras del ser humano se les pregunta:

¿Es que vais a servir a lo que vosotros mismos talláis? (Corán, 37:95)

¿Es que habéis tomado fuera de Él protectores que ni siquiera pueden beneficiarse ni defenderse? (Corán, 13:16)

A los que siguen a cualquier tipo de astros se les cita la historia de Abraham:

Y cuando cayó sobre él la noche, vio un astro y dijo: "Éste es mi Señor." Pero cuando desapareció, dijo: "No amo lo que se desvanece." Cuando vio que salía la Luna, dijo: "Éste es mi Señor." Pero al ver que desaparecía, dijo: "Si mi Señor no me guía seré de los extraviados." Cuando vio el Sol naciente, dijo: "Éste es mi Señor, éste es mayor." Pero cuando se ocultó, dijo: "¡Gente mía, no tengo nada que ver con vuestra idolatría! Yo he dirigido mi rostro al Creador de los cielos y de la tierra, sumiso, y no soy un idólatra." (Corán, 6:76-79)

La actitud del musulmán
El musulmán, el hombre de paz, tiene fe en el Dios Único: Único que crea, preserva, alimenta… Esto es el tauhîd ar-rubûbía: hay un Solo Señor. Pero esto lo sabe también el idólatra, y no es suficiente para hacer de él un musulmán en sentido pleno. Este señorío único viene acompañado por el tauhîd al-ulûhía: sólo el Dios Único merece ser seguido y adorado.

¡Gente del Libro! No saquéis las cosas de quicio al practicar la religión ni digáis sobre Allâh nada que no sea la verdad. La verdad es que el Mesías, Jesús, el hijo de María, es el Mensajero de Allâh, Su palabra depositada en María y un espíritu procedente de Él. Tened fe, pues, en Allâh y en Sus Mensajeros, y no digáis "Tres". Es mejor para vosotros apartaros (de ese tipo de cosas). La verdad es que Allâh es un Único Dios y está muy por encima de tener un hijo. (Corán, 4:171)

El conocimiento del Dios Único es un motor que mueve la fe en Él y la conciencia abierta a la verdad de las cosas.

La fe es una apertura radical del corazón que se manifiesta en la acción humana. En palabras del profeta Muhammad (¡La bendición y la paz de Dios sean con él!): "La fe es una cosa que anida en el corazón y se manifiesta en los hechos."

Entre las cosas que bullen en un corazón con fe está una especie de agradecimiento al Dios Único, que se puede decir que permea íntimamente la ‘ibâda (el servicio activo al Dios Único). Esto es tan básico que la persona que rechaza al Dios Único es llamada kâfir, o sea: "Quien tapa la verdad", "Desagradecido", "Rebelde contra la Fuente de su existencia", "Cafre".

El musulmán ama al Dios Único y Le agradece Su generosidad de pensamiento, palabra y obra. Está siempre alerta y precavido también ante la ira divina, tanto en Esta Vida como en la Otra. Se rinde ante el Dios Único y Le sirve humildemente. Esto conlleva estar consciente del Dios Único en todo momento. El recuerdo del Dios Único aviva la llama de la fe, y sin él se apaga y desaparece.

Aleyas del Corán
El Corán nos desarrolla la sensibilidad alimentándonos la fe al hablarnos constantemente de las características del Dios Único. Por ejemplo en las siguientes aleyas:

Él es Allâh: no hay dios sino Él; conoce lo oculto y lo expuesto; es el Clemente y el Misericordioso. Él es Allâh: no hay dios sino Él, el Rey, el Perfectísimo, la Paz, el que da Seguridad, el Vigilante, el Irresistible, el Forjador, el Supremo. ¡Gloria a Allâh por encima de lo que idolatran! Él es Allâh: el Creador, el Originador, el Modelador. Suyos son los nombres más hermosos. Todo lo que hay en los cielos y la tierra lo ensalza. Y es el Irresistible y el Sabio. (Corán, 59:22-24)

¡Allâh! No hay dioses, sólo Él, Viviente y Sustentador. Ni la somnolencia ni el sueño se apoderan de Él. Suyo es cuanto hay en los cielos y cuanto hay en la tierra. ¿Quién es el que puede interceder por alguien ante Él, si no es con Su permiso? Él sabe lo que hay ante ellos y lo que hay detrás de ellos, pero ellos no abarcan nada de Su conocimiento salvo lo que Él quiera. El escabel de Su trono abarca los cielos y la tierra, y mantenerlos no Le causa fatiga. Él es el Elevado, el Inmenso. (Corán, 2:255)