¿Por qué?. ¿Era esto una
simple superstición o esta practica trae consigo alguna ventaja?
Vivimos en un tiempo
donde cada ciudadano, rico o pobre, puede tener acceso a la educación y
nuestros gobiernos no han tenido que imponernos la practica de nuestros deberes
espirituales.
Puede ser, pues, útil
saber si este antiguo deber de ayunar sigue siendo aun de interés para la
sociedad. El estudio preliminar y objetivo de este asunto incumbe tanto mas a
los musulmanes, cuanto que este no viene dictado solamente por la razón, sino
por el Corán, que ese el fundamento mismo del Islam.
En efecto, no existe un
solo deber espiritual impuesto por el Corán que no vaya acompañado de una acto
de razón, de meditación, de reflexión, con el fin de que el hombre quede
convencido de que le beneficia cumplirlo.
Repetidas veces, el
Corán exhorta a no seguir ciegamente las costumbres de nuestros antepasados,
induciéndonos a pensar por nosotros mismos, para que podamos con toda justicia
ser personalmente responsables de nuestros actos.
El hombre no debe actuar
solamente por instinto, como los animales, sino por acción de su voluntad, como
conviene a un ser a quien Dios le concedió la razón, siendo esta, excepción
entre todos lo seres vivos.
El hombre no debe
entregarse jamas a practicas oscurantistas y engañosas que hagan abstracción de
la razón en la religión, ni creer por el solo hecho de creer, sin convicción
real.
Ciertamente, los
temperamentos difieren entre los individuos y no todos los hombres tienen las
mismas aspiraciones. El sabio, antes de realizar cualquier acción, se asegura
de que su objeto tiene una utilidad material. Un piadoso ermitaño, por el
contrario no busca más que las ventajas espirituales y la salvación en el más
allá, sin sentir la inquietud por lo que esto supone.
En estas dos categorías,
el número de los que llevan las cosas hasta ese extremo, es muy limitado; la
mayoría de los seres humanos en el mundo entero prefieren la felicidad en el
más allá, como en la tierra.
Ante ese doble punto de
vista, el Islam se inclina por la forma que establece las necesidades del
hombre y el Corán (2:201) ensalza a los que ruegan a Dios diciendo:
"Oh, Señor.
Concédenos la gracia de este mundo y la del futuro, y presérvanos del tormento
infernal".
Este es el ideal que
intenta inculcar el Islam.
Como el ayuno es por
impuesto del Corán mismo ¿nos corresponde a nosotros investigar sobre el bien
que Él nos procura en este mundo y en el otro?
Debemos hacerlo, tanto
más cuanto que el hombre no es únicamente cuerpo, ni únicamente espíritu, ambos
unidos y la consecución del bien exclusivo del uno y no del otro, destruiría el
equilibrio; en consecuencia el interés verdadero del hombre exige la armonía
entre el cuerpo y el alma y su asociación.
Si no trabajamos mas que
por el espíritu, nos volveríamos ángeles, incluso, más que eso. Por otra parte,
Dios ha creado los suficientes como para no necesitar aumentar el número de
ellos.
De igual forma, si toda
nuestra energía invertida en un afán de lucro, de intereses egoístas, nos
volveríamos bestias y demonios, incluso sobrepasando a estos en el mal; Dios ha
creado ya otros seres vivos de esta especie, y contando entre bestias y
demonios alteraríamos el equilibrio de la creación de los seres humanos,
dotados de las capacidades necesarias para desarrollar los valores espirituales
y materiales propios de nuestra condición, suficientes para distinguir el bien
y el mal.
En consecuencia, el
hombre debe desarrollarse y coordinar todas sus cualidades armoniosamente, pues
Dios se lo ha concedido.
Antes de intentar
penetrar en los principios fundamentales del ayuno, escuchemos los términos
precisos en los cuales el Sagrado Corán establece este decreto.
EL AYUNO Y EL CORAN.
He aquí, lo que dice
Dios respecto al ayuno: "¡Oh, creyentes!. Os esta prescrito el ayuno, tal
como fue prescrito a vuestros antepasados, para que le temáis. Ayunareis
determinados días, pero quien de vosotros no cumpla por hallarse enfermo o de
viaje, ayunara después el mismo numero de días. Más, quien, no pudiendo cumplir
este precepto, (*) el quebrante, se redimirá alimentando a un menesteroso,
pero, quien haga esto espontáneamente, será mejor para él; mas si ayunáis, será
preferible para vosotros, si lo sabéis. El mes de Ramadán en que fue revelado
el Corán, guía de la Humanidad y Evidencia de la guía y la discriminación. Por
consiguiente, quien de vosotros presencie el novilunio de dicho mes, deberá
ayunar; después, el mismo numero de días. Dios os desea la comodidad y no la
dificultad para que Podáis cumplir el término y glorifiquéis a Dios por haberos
iluminado, a fin de que se lo agradezcáis". (Corán 2: 183-5)
Al principio de este
texto, se ha dicho que el ayuno es igualmente recomendado por otras religiones.
Veamos, pues, las que nos conducen a este propósito. Una comparación con el
Islam no carecerá de interés.
EL AYUNO EN LAS OTRAS
RELIGIONES.
El Islam se considera
como la Verdad y Guía revelada a la Humanidad en diversas ocasiones por medio
de Profetas que se han sucedido; su misión consistía en revitalizar la verdad
eterna y purificar las aportaciones últimas que no emanan de su fundador; el
enviado que ha recibido la inspiración divina para guiar a su pueblo.
Sabeísmo.
Abraham, de grata
memoria, fue enviado como Profeta a los Sabeos del Irak. Los sabeos de Harrán
observaban un ayuno de treinta días, sin comer ni beber desde la salida hasta
la puesta del sol, y esto como ofrenda a la luna (Cf. Encyclopedia of Religions
and Ethics. Vol.5, pag. 764, articulo sobre "Harrianos" citado por
Chowolson, Sabier y Sabismus II, 711, 226).
El Corán (41:37) prohíbe
adorar al solo o la luna, pero ordena la adoración a quien los ha creado.
Asimismo ha prescrito un mes de ayuno, lo que significa la restauración del
Hinifismo, o la verdadera religión del Profeta Abraham.
Judaísmo.
Los más piadosos entre
los judíos ayunan cada lunes y cada jueves y afirman que Moisés, bendita sea su
memoria, subió al monte Sinaí un lunes y volvió un jueves (Cf. Encyclopedia of
Religions and Ethics, V, 765). El Islam prescribe igualmente este ayuno como un
acto dadivoso y meritorio, que no es por lo tanto obligatorio para cada uno.
Los judíos ayunan igualmente 24 horas en memoria de la salida de Egipto, el día
10 del mes de Tisri.
El ayuno como dadiva, el
10 del mes de Muharram, llamado asura entre los musulmanes, procede de tiempos
del Santo Profeta Muhammad y no tiene relación alguna con el homicidio del
'Imam Husayn…. Sin embargo, el ayuno durante veinticuatro horas, era demasiado
largo y representa un gran sacrificio, fue reducido desde la aurora hasta la
puesta de sol con el fin de que muchos creyentes puedan conformemente
cumplirlo.
Cristianismo.
Los primeros cristianos
observaban la Cuaresma (seis semanas, domingos excluidos), es decir, que 36
días estaban dedicados a la abstinencia y a la penitencia en memoria de Cristo
(Jesús), que la paz de Dios este con el, que de esta forma pasó su infancia
desierto (Encyclop. Rel. and Eth., V, 769). Creían que este periodo
representaba la sexta parte de un año completo. A título de impuesto religioso
pagaban parte de sus bienes. También pagaban impuestos por los alimentos y las
bebidas. El Santo Profeta ha dicho también: "Quien ayune todo el mes de
Ramadán y añada seis días del mes siguiente, Sawwal, es como si ayunase todo un
año".
Esto también hace
treinta y seis días. Y el Corán dice (6:16): Quien haya practicado el bien será
recompensado diez veces…"
Se sabe que el mes lunar
tiene de 29 a 30 días y el año lunar es alrededor, de 354 días. Si ayunamos un
año durante 29 días + = 35 días y otro año durante 30 días + = 36, el mérito
aumentara diez veces y será alternamente de 350 y de 360 días lo que, en
efecto, corresponde al año lunar completo de los musulmanes.
Entre los cristianos no
es de esta forma, ya que observan el año solar, y este tiene siempre mas de 360
días, si se multiplica la cuaresma por diez.
Esto basta para probar
que el ayuno corresponde de hecho, con lo que dice el Sagrado Corán.
Existe también un ayuno
en las religiones hindúes, budistas y otras, pero en ninguna parte es observado
como entre los musulmanes. Otro punto curioso es el versículo del Corán que
prescribe el ayuno y que despierta nuestra atención, en un tono de indecisión
aparente:
"Podríais así
escapar del mal… y puede ser que se lo agradezcáis".
¿Por qué esta vaguedad y
no una mayor rotundidez?. Se da en tal afirmación el carácter del estilo del
Corán, se vuelve a encontrar con mentes recuperadas. De esto podemos deducir al
menos dos cosas: ante todo, la Omnipotencia de Dios, que puede hacer lo que
quiere, y a pesar del culto que le rendimos, no esta obligado a hacer con
nosotros lo que nos apetezca. En segundo lugar, el libre albedrío del hombre:
Dios enseña a través del Corán, pero depende de cada uno de nosotros el
aprender o no -sobre los efectos del ayuno- puede inspirar el temor de Dios a ciertos
lectores y oyentes, mientras que, otros, perseveran en su obstinación.
La otra alusión
contenida en el mismo versículo, referente a la gratitud, puede implicar
diferentes cosas: que el verdadero reconocimiento no depende del aspecto
exterior del ayuno o de la abstinencia de alimentos o de bebidas, sino que el
ayuno debe estar desprovisto de toda ostentación, de cualquier otro mal, etc.
Que el ayuno no es el
único método para probar nuestra gratitud hacia Dios, sino hay otros medios que
deben ser escrupulosamente empleados, con el fin de que nuestra gratitud hacia
Dios sea real y se cumpla nuestro deber hacia nuestro Señor.
El tercer punto que
llama nuestra atención de este versículo es la preocupación, constantemente
presentada en la ley del Islam, de facilitar las cosas a los fieles. Esta ley
hace concesiones, no solamente a los enfermos, sino también a los viajeros,
pero pueden hacerlo en una ocasión mas propicia. Nuestro ayuno no se hace en
interés de Dios, sino en nuestro propio interés. Forzando a un enfermo a ayunar
se puede agravar su mal e incluso acarrearle la muerte. El Islam no es duro y
cruel, sino indulgente.