Muchas son las
polémicas referentes al uso del velo islámico en Europa. Por lo visto, la
política actual es la de intentar que las mujeres que lo utilizan no puedan
acceder a ciertos tipos de recintos, ya sean escuelas, restaurantes o incluso
una simple cafetería.

No debemos
confundir el velo islámico (hiyab) con el “burqa”
Podemos
entender, que si la normativa vigente es la de no permitir el acceso a lugares
públicos con la cabeza cubierta (velos, gorras, pañuelos…), se deban cumplir
sin queja alguna. El problema es que para la sociedad el Hijab sea motivo de
enfrentamiento o de choque cultural, cosa que empezamos a oler por las calles
europeas. Pero ¿Cuál es el motivo? ¿Se podría justificar un enfrentamiento
cultural por el uso del velo? ¿Es un atentado contra las profundas tradiciones
que incluso ya hemos perdido? ¿A que se debe este odio?
Sin pretender
faltar a ningún lector, este odio se debe a la ignorancia. Para comprender la
situación histórica de esta “polémica” prenda, vamos a caminar un momento por
su origen, ilustrando algunos momentos y figuras en donde el velo, es protagonista:
El primer caso
de velo para las mujeres se registra en un texto legal asirio del siglo XIII
a.C. Que restringió su uso a las mujeres nobles y prohibió a prostitutas y a
mujeres del campo común adoptarlo. Por lo tanto sabemos, que el velo no es de
origen islámico (año 622 d.C) sino de mucho más atrás.
“Aunque del
traje de la mujer asiria se sabe poco al estar casi ausente de las
representaciones artísticas, parece que, bajo el manto envolvente similar al
masculino, tienden a ajustar sus túnicas de manga larga. En los tocados tiene
protagonismo especial el velo que, partiendo de cilindros, a veces oculta el
cuerpo hasta los pies, elemento que pasará posteriormente a la cultura
musulmana.”
Eran las mujeres
nobles las que utilizaban el velo, así que sabemos que no tenía connotaciones
machistas, sino de clase social (tirando así el mito del origen machista del
velo). Los textos griegos también han hablado del velo y del aislamiento de las
mujeres que son practicadas entre la élite persa. Las estatuas de Persépolis
representan a mujeres cubiertas por el velo y descubiertas en lo que parece ser
considerado una cualidad de un estatus superior.
Durante muchos
siglos, hasta en torno a 1175, las mujeres anglosajonas y luego las
Anglo-Normandas, a excepción de las muchachas jóvenes solteras, usaron velos
que cubrieron enteramente su pelo, y a menudo sus cuellos hasta la barbilla. Y
como no, en España el uso del velo también era reconocido:
Que las
españolas usaron el velo en tiempo de la dominación romana, se concibe
fácilmente atendiendo a que los trajes de la señora del mundo fueron los
nuestros como los vemos en los monumentos, y cuando estos no existen en otro
género el erudito agustino Enrique Flores, en su obra sobre las medallas
españolas, nos presenta en la lámina primera del tomo primero un denario de la
familia Postumia en la que se representa á España en figura de mujer cubierta
la cabeza con velo ó mantilla con la leyenda HISPANIA. En el pasado llevaron
las españolas el velo de varias clases, una que les cubría el rostro
enteramente, otra que les dejaba descubierto un ojo y parte del rostro y los
más comunes que podemos observar en la imagen superior. Al más completo se le
llamaba tapado, el cual era el velo que mas se asemejaba á las actuales mantillas
con las que pueden taparse del todo ó en parte, si bien era muy largo.
En el siglo IX
hasta el XII según tres citas que tradujo el señor de Gayangos en un M. S.
árabe, las señoras cristianas españolas usaban un velo de tela fina, y cuando
no se cubrían con él, en cuyo caso tapaban el tocado en el que iba prendido, y
todo el cuerpo al menos hasta la mitad, lo llevaban tendido a la espalda ó
airosamente echado sobre hombro, cuya moda dice el M. S. árabe era peculiar de
las castellanas de León y de Burgos. El uso del velo y de taparse el rostro con
él, estuvo suspenso en España desde 1639 hasta fines del XVIII, en que le
introdujo otra vez la dinastía francesa. La religión islámica apostó fuerte por
el velo integral en al-Ándalus, algo que anteriormente no tenía mucho uso.
Asirios,
griegos, romanos, anglosajones, españoles… hemos convivido con el velo en gran
parte de nuestra historia, siendo este, motivo de nobleza y de una
espiritualidad “superior” en algunas mujeres de diferentes culturas. Hoy debido
a la pérdida de tradiciones en Europa, el velo solo parece que se observa en
mujeres islámicas, pero no siempre es así, ya que aun hay personas que lo
utilizan como complemento de vestir:
El velo no es
ninguna amenaza, no atenta contra nuestra cultura en ningún momento. Yo soy
partidario de que la mujer lleve el pelo como mejor le sienta y mejor se sienta
ella misma (atendiendo a una belleza por lo menos básica… tanto ellas como
ellos), prefiriendo que no lleven un velo (el islámico me gusta aun menos).
Pero si una mujer decide vestir con velo, no veo el problema por ningún sitio.
Es totalmente respetable, ya que no ofende a nadie, no es un choque cultural y
realmente sabemos que no es originario de un machismo radical.
Que algunas
comunidades islámicas obliguen a las mujeres a llevar el velo o burqa no es
motivo de crítica a la prenda, sino a esas comunidades (hay que ser un
auténtico unicelular, para no entender esto…). Quiero dejar un apunte para el
lector que tenga una creencia cristiana y que piense que todo esto del velo es
machismo ¿Qué opina del velo dentro de su religión? ¿Sabe cual es su uso?
Pues bien,
veamos que dice el Nuevo testamento de su uso:
1. Corintios
11:1-16
Pero toda mujer
que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo
mismo es que si se hubiese rapado. Porque si la mujer no se cubre, que se corte
también el cabello; y si le es vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o
raparse, que se cubra. Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen
y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón. Porque el varón no procede
de la mujer, sino la mujer del varón, y tampoco el varón fue creado por causa
de la mujer, sino la mujer por causa del varón. Por lo cual la mujer debe tener
señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles. Pero en el Señor,
ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón; porque así como la mujer
procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de
Dios. Juzgad vosotros mismos: ¿Es propio que la mujer ore a Dios sin cubrirse
la cabeza?
2.
Con esto no hago
una defensa del uso del velo en el Islam y no en el cristianismo ni al
contrario. Solo pretendo abrir un poco más la mentalidad del lector respecto a
este tema.
Europa ha perdido
totalmente su identidad más ancestral y se ha encaminado en la globalización,
siendo EEUU el país de referencia. El uso del velo nos suena a pasado, algo
antiguo que no gusta, comparado con los pañuelos de pirata que utilizan los
modernos motoristas o los raperos de la MTV, tan vistos por nuestras calles.
Parece que de esta moda afroamericana nadie se queja, y no parece un choque
cultural, ni afecta absolutamente en nada, pero hemos pasado de los
tradicionales sombreros a las gorras “planas” made in USA, en pocos años. Pero
sin embargo no hemos visto un aumento apreciable de mujeres españolas
utilizando el velo… ¿Qué es entonces más preocupante? Hemos de tener los ojos
bien abiertos para percatarnos de poder que se esconde en estas campañas
mediáticas contra todo lo relacionado al Islam.
Personalmente me
opondría a una islamización de Europa. Estaría en las primeras líneas de
“batalla”, para luchar contra ese cambio, pero creo que hay una barrera muy
grande entre islamizar e islamista. No todo el mundo islámico es radical, no
todos los islamistas están ocultos en una lucha para islamizar Europa. Esas
mujeres con Hijab no tienen negros pensamientos sobre nuestra tierra y su
futuro, son simplemente personas que se rinden a una religiosidad. La
espiritualidad de esas personas muchos no la comprenden porque lo espiritual en
Europa está semi-muerto (por no decir muerta), entonces vemos esas vestimentas
tan pasadas y tan antiguas, como ofensas a nuestra cultura o un intento de
cambiarnos a todos.
Por suerte la mayoría
de la sociedad europea sabe diferenciar entre un movimiento de islamización y
un islamista. Pero me ha llegado últimamente ese “tufo” a ignorancia y
xenofobia por parte de muchas personas y me he preocupado (aunque preocupado
estoy por millones de cosas más importantes). Lo curioso de todo el asunto, es
que muchos de los llamados “patriotas” desconocían el uso del velo en su amada
patria, anterior a la conquista musulmana. Su lucha por la identidad y la
cultura parece que de desvanece cuando hablan del extranjero. Pretenden que una
mujer musulmana, que aun conserva su tradición más pura, olvide todos esos
conceptos y se sumerja en el mundo globalizado de los Estados Unidos de
América. Que tire su Hijab y se ponga un pañuelo de Valentino Rossi. Que deje
esos trajes tan “feos” y se pongan un nuevo modelo de las pasarelas de París.
Vamos que olviden su tradición y se cuelguen en la modernidad a la cual esos
mismos “patriotas” critican.
¿Lucha contra la
islamización de Europa? ¡Sin lugar a dudas!
¿Lucha contra la
cultura del Hijab? No tendría sentido alguno, fomentar una crítica contra el
uso de una prenda de vestir, ya sea cual sea su motivo, siendo incluso esa
prenda parte de la historia de nuestra tierra.
El único lugar
del mundo que hace una crítica tan radical contra lo musulmán en todos sus
aspectos es Israel. Gobernando a EEUU hacen una campaña mediática contra
cualquier tipo de imagen islámica. Nos venden a las personas musulmanas como
enfermos mentales y peligrosos, que nos quieren islamizar a todos. Mostrando en
sus medios de comunicación solo a los grupos radicales (existentes), pero no
nos muestran como actúan los suyos en Palestina, y como amenazan incluso a
Europa con ataques militares. Tampoco nos hacen ver a los judíos fanáticos más
ortodoxos criticando al Islam o al cristianismo, eso, no quieren que lo veamos.
Abrid os ojos y
no os dejéis engañar por la publicidad mediática. Hay grupos radicales en todos
los ámbitos de esta vida, tanto políticos como religiosos. Pero esto no quiere
decir que las personas que forman parte de un movimiento con ramas ideológicas
extremas, tengan que ser también radicales o peligrosos. Si empezamos a mirar
con malos ojos a todo lo relacionado con el Islam, acabaremos en una lucha
absurda fomentada por quienes sabemos. Debemos guardar respeto por las
diferentes creencias religiosas de las personas y más aun cuando se trata de
temas tan simples y tan poco negativos como el velo. Procurar mirarnos las
espaldas por si acaso y siempre estar atentos al movimiento de fichas por parte
de los grupos islamistas radicales, pero no atentar contra derechos
fundamentales de personas que simplemente siguen una vida religiosa y que
quieren cuidar sus tradiciones, algo de lo que deberíamos aprender todos.
¡Atentos al
juego!
Josué González