Mezquita de la Meca, Hajj #Ramadan2013

jueves, 16 de agosto de 2012

Pensamiento Lateral: Adrián Paenza _reflexiones I



EL DR. ADRIAN PAENZA NOS INVITA A PENSAR…

Lógica cotidiana
Es muy común que uno cometa errores de interpretación lógica en la vida cotidiana. Síganme en estos ejemplos:

Supongamos que un señor se encuentra en un ascensor con dos señoritas y dice, mirando a una de ellas: "Usted es muy bonita”; la otra mujer, ¿tiene derecho a sentirse menos bonita?
Si uno encuentra un cartel en un restaurante que dice: "prohibido fumar los sábados"; ¿tiene derecho uno a suponer que en todos los otros días, salvo el sábado, se puede fumar?
Último ejemplo, pero siempre con la misma idea. Si en un colegio, un maestro dice: "los lunes hay prueba", ¿significa esto que ningún otro día hay prueba?

Si uno analiza los tres casos, deduce que la otra mujer no es tan bonita. Y hace eso porque la afirmación "usted es muy bonita", cuando hay otra mujer en la habitación, induce (equivocadamente) a pensar que la otra no lo es. Pero la afirmación tiene como única destinataria a la primera mujer, y nada se dice de la segunda.
De la misma forma, el hecho de que en el cartel se diga que está "prohibido fumar los sábados", no dice que está permitido los lunes. Ni los martes. Sólo dice que no se puede fumar los sábados. Cualquier otra conclusión a partir de esa frase es incorrecta.
Y, por último, si el profesor dice que "los lunes hay prueba", es obvio que no dice que se va a abstener de examinar a los alumnos cualquier otro día.
Son sólo errores de lógica, inducidos por las costumbres al hablar.


Diferencia entre un matemático y un biólogo
Este ejemplo sirve para ilustrar algunas diferencias entre personas que eligieron estudiar en la misma facultad, pero que tienen intereses distintos. Tuve la tentación de escribir que presenta (nos presenta) a los matemáticos como un poco "bobos". Sin embargo, no estoy tan seguro de que sea así. Los dejo juzgar a ustedes.
Una persona tiene delante de sí a dos científicos: un matemático y un biólogo. El objeto es plantearles a ambos un problema y ver qué tipo de respuesta daría cada uno. Les muestra entonces los elementos que tiene arriba de una mesa:

un calentador con kerosén en el tanque
una pava con agua
fósforos
una taza
un saquito de té
una cucharita

El primer problema, consiste en hacer un té.

El biólogo dice:
-Primero, pongo la pava con agua arriba del calentador. Enciendo un fósforo y con él, el calentador. Espero que hierva el agua. Pongo el saquito de té dentro de la taza. Vierto el agua dentro de la taza y revuelvo con la cucharita para que el saquito de té tiña el agua.
El matemático dice (y no hay error en la impresión):
-Primero, pongo la pava con agua arriba del calentador. Enciendo un fósforo y con él, el calentador. Espero que hierva el agua. Pongo el saquito de té dentro de la taza. Vierto el agua dentro de la taza y revuelvo con la cucharita para que el saquito de té tiña el agua.
-Bien, responde el examinador-. Ahora, les planteo otro problema: supongamos que les doy el agua hervida y les pido que hagan un té. ¿Qué haría cada uno?
El biólogo contesta: -Bueno, en ese caso, pongo el saquito de té dentro de la taza. Vierto el agua ya hervida dentro de la taza y revuelvo con la cucharita para que el saquito de té tiña el agua.



El matemático dice, entonces:
-Yo no. Yo espero que el agua se enfríe y paso al caso anterior.
Sé que muchos de ustedes coincidirán con el biólogo (y lo bien que hacen). Pero al mismo tiempo, los invito a reflexionar que el matemático tiene su razón: una vez que resolvió el caso más complicado, el primero que le plantearon, sabe que cualquier otra cosa que le propongan dentro del contexto la tiene resuelta.

Y apela a ello. ¿No es interesante la vida así también?