La casa israelí del
terror
Aunque la prensa global occidental rara vez lo menciona, el
terrorismo yace en la raíz de la creación y posterior supervivencia de Israel.
Son esos mismos medios globales los que vienen martilleando profundamente en el
imaginario colectivo mundial la idea de que “Terrorismo = Islam”. Se trate del
11 de septiembre 2001 o de los ataques suicidas en Londres y Madrid, o de
asesinatos políticos en todo Oriente Medio y otras regiones, o de la explosión
de una bomba en un autobús repleto de turistas en Bulgaria, para la prensa
global se impone siempre la conclusión de que “la culpa la tienen los
fundamentalistas islámicos”. De manera que cuando vemos al candidato
presidencial estadounidense Mitt Romney participar en Israel en una reunión de
alto perfil público para reunir fondos para su campaña en el Hotel Rey David
-verdadero símbolo del terrorismo sionista-, uno no puede por menos que
maravillarse ante el permanente doble discurso que mantiene andando la
“relación especial” entre Estados Unidos e Israel.
Aunque la mayoría de la gente lo ignora, el ataque terrorista
más virulento perpetrado por la guerrilla sionista tuvo lugar en julio de 1946
y su blanco fue, precisamente, este mismo lujoso hotel de Jerusalén, que en
aquél entonces era sede del gobierno británico para Palestina Se entiende
entonces que este sea un tema sensible para los británicos. En un artículo titulado 'Recuerden al Hotel
Rey David' publicado hace algunos años en el matutino londinense 'The Guardian'
con motivo del sesenta aniversario de aquél ataque terrorista con bombas que
dejó 92 muertos, el periodista George Galoway le recordaba a sus lectores que
este ataque terrorista sionista lo perpetró el grupo guerrillero llamado Irgun
Zvai Leumi cuyo líder era un tal Menachem Beguin. 'The Guardian' agregaba cómo años después,
ya como líder del partido ultraderechista Likud, Beguin “terminó siendo dos
veces primer ministro israelí; en 1982 durante su segundo mandato ordenó la
invasión ‘limitada’ del sur del Líbano, que rápidamente se convirtió en un
verdadero asalto a todo el país ocasionando muchos miles de muertes.”
El periodista Galoway “recordaba todo esto mientras leía que Benjamín Netanyahu… primer ministro de Israel y preferido de la CNN participaba de una celebración de las acciones del Irgun [o sea la voladura del Hotel Rey David], diciendo que ‘Es muy importante saber distinguir entre grupos terroristas y luchadores por la libertad; y entre acciones terroristas y acciones militares legítimas…’.”.
El periodista Galoway “recordaba todo esto mientras leía que Benjamín Netanyahu… primer ministro de Israel y preferido de la CNN participaba de una celebración de las acciones del Irgun [o sea la voladura del Hotel Rey David], diciendo que ‘Es muy importante saber distinguir entre grupos terroristas y luchadores por la libertad; y entre acciones terroristas y acciones militares legítimas…’.”.
Agregaba Galoway: “…En 1946 no existía Hezbolla; tampoco
existía en 1948 cuando se desplazó por la fuerza a 750.000 palestinos de sus
hogares para hacer lugar para el Estado de Israel. Tampoco existía Hezbolla en
1982; esta organización recién hizo su aparición luego de las masacres de los
campos de refugiados de Sabra y Shatila”. Años después, en 1978 los Dueños del
Poder Global lo honrarían al líder terrorista Menahem Beguin… ¡con el Premio
Nobel de la “Paz“…! (¡…pobre
paz…!). Agreguemos que la metodología y
características de este ataque al Hotel Rey David son el antecedente directo de
las voladuras de la Embajada de Israel en 1992 y de la mutual judía AMIA en
1994, probables ataques de "falsa bandera" perpetrados en Buenos
Aires. ¡Dios bendiga a las bombas sionistas!
Por supuesto, durante su visita a Israel, el Sr. Romney juró apoyo incondicional de los Estados Unidos a Israel si él llega a ser elegido como próximo inquilino de la Casa Blanca (Hmmm. ¿y qué más hay de nuevo…?). Sin duda, Romney sabe demasiado bien que tales juramentos resultan absolutamente esenciales para lograr el apoyo del poderoso lobby pro-Israel en los Estados Unidos y para acceder a su capacidad gigantesca de financiación espuria de campañas electorales. Mas no solo estamos hablando de los lobbies judíos como el poderoso AIPAC (Comité Estadounidense-Israelí de Asuntos Públicos) o el Congreso Judío Estadounidense, o la ADL (Liga 'antidifamación'). También están las muy poderosas organizaciones políticas y económicas de la ultraderecha fundamentalista evangélica “sionista-cristiana”, que en su fanatismo religioso ven en el regreso de los judíos (o al menos algunos de ellos) a Tierra Santa el cumplimiento de profecías bíblicas y, por ende, de la obra de “dios” (!).
Por supuesto, durante su visita a Israel, el Sr. Romney juró apoyo incondicional de los Estados Unidos a Israel si él llega a ser elegido como próximo inquilino de la Casa Blanca (Hmmm. ¿y qué más hay de nuevo…?). Sin duda, Romney sabe demasiado bien que tales juramentos resultan absolutamente esenciales para lograr el apoyo del poderoso lobby pro-Israel en los Estados Unidos y para acceder a su capacidad gigantesca de financiación espuria de campañas electorales. Mas no solo estamos hablando de los lobbies judíos como el poderoso AIPAC (Comité Estadounidense-Israelí de Asuntos Públicos) o el Congreso Judío Estadounidense, o la ADL (Liga 'antidifamación'). También están las muy poderosas organizaciones políticas y económicas de la ultraderecha fundamentalista evangélica “sionista-cristiana”, que en su fanatismo religioso ven en el regreso de los judíos (o al menos algunos de ellos) a Tierra Santa el cumplimiento de profecías bíblicas y, por ende, de la obra de “dios” (!).
No se ría…. ¿No era el “cristiano renacido” George W Bush
quien admitió una vez que “Dios me habló y me dijo que invadiera Irak, y así lo
hice…”? El Hotel Rey David es apenas uno de tantos episodios similares en los
que participaron los padres fundadores de Israel. Itzakh Shamir, otro ex primer ministro del
partido Likud que falleció recientemente a los 96 años de edad, en aquellos
“buenos viejos tiempos” condujo otro grupo terrorista: la “Pandilla Stern”
según la apodaron los británicos. Stern
llevó a cabo un ataque de “lucha por la libertad” el 17 de septiembre de 1948
al asesinar en la vía pública al Conde Folk Bernadotte, negociador para
Palestina del Consejo de Seguridad de la flamante Naciones Unidas, que se
encontraba en Jerusalén para tratar de negociar la paz entre árabes y judíos
proponiendo una solución en la que tanto los israelíes como los palestinos
tendrían ambos un Estado soberano. Años después, el genocida de Sabra y
Shatilla, el general Ariel Sharon también se transformaría en otro primer
ministro israelí del partido Likud. Ladrándole al árbol equivocado…
Sin embargo, a la opinión pública mundial rara vez se le
explican estas cosas, y el hecho de que siempre ha habido y sigue habiendo un
muy sofisticado y poderoso terrorismo sionista. Hoy, ese terrorismo ha crecido hasta
transformarse en verdadero Terrorismo de Estado, sustentado sobre tecnologías
punta que cuentan con los conocimientos y la experiencia de agencias de
inteligencia como el Mossad Israelí, cuyo lema lo dice todo: “Hacer la guerra a
través del engaño”. Innegablemente son
los máximos expertos en borrar sus propias huellas. Fue el fisiólogo ruso Iván
Pavlov quien una vez programó a un perro para que reiteradamente asociara el
sonido de una campanilla con el alimento, de manera tal que el perrito
terminaba salivando cada vez que oía la campanilla, se lo alimentara o no.
Bien. Pareciera que las mentes modernas
empiezan a “salivar” cada que escuchan el grito de “¡Terrorismo!”, viendo
“terroristas musulmanes” por todas partes, a pesar de que son “otros” quienes
suelen llevar a cabo los actos de terrorismo… A lo largo de décadas, esto viene
siendo alimentado por técnicas de guerra psicológica masiva. Por ejemplo, los
estereotipos étnicos promovidos por la industria del “entretenimiento” de
Hollywood, que siempre representa a prácticamente todo terrorista furioso y desvariado,
como un fanático musulmán con vestimenta árabe, barba oscura y respondiendo al
nombre de Mohamed, Hamid o Alí. De manera que estemos alertas: si el Sr Romney
resulta elegido presidente de los Estados Unidos de Norte América, él -como
todos los presidentes norteamericanos del último medio siglo- continuará la
“guerra contra el terror” de su país trabajando muy estrechamente con el
Partido Likud de Benjamin Netanyahu, cuyos fundadores -hombres como los señores
Beguin, Shamir y Sharon- fueron ellos mismos crueles y violentos líderes
terroristas… ¡perdón…! quise decir “luchadores por la libertad...” Está bien si
yo lo hago; está mal si tu lo haces… Crucémonos ahora al lado palestino. Ahí nos enteramos que organizaciones como
Hezbolla y Hamas han sido calificadas como “organizaciones terroristas” por los
Estados Unidos, el Reino Unido e Israel.
El más elemental sentido común nos indica que las fuerzas armadas de
toda nación -se trate de los EEUU, Rusia, China, Brasil o Israel- deben estar
necesariamente subordinadas a sus respectivos Estados Nacionales. Ahora bien,
¿qué se supone que deben hacer los pobres palestinos para defenderse de un
cruel invasor si no se les permite tener un Estado nacional soberano
propio?
Ahí entonces es dónde entran en escena Hezbolla y Hamas. Es fácil descalificar a ambos llamándolas
“organizaciones terroristas”, pero aplicando este mismo criterio ¿no deberían
entonces las potencias occidentales renombrar a una organización como la Resistencia
Francesa de la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo, como una “organización
terrorista” por haber rehusado a aceptar de buena gana la invasión militar
alemana a su país? En pocas palabras, o debemos considerar a la Resistencia
Francesa, al Irgun y Stern, Hamas y Hezbollah, como “organizaciones de lucha
por la Liberación nacional” o, sino, tendremos que considerarlas a todas como
“organizaciones terroristas”. En
Argentina tenemos una frase que dice asi: “no se puede tener la chancha y los
veinte”, lo que significa que no se puede tener lo mejor de dos mundos. Por eso, Occidente debe abandonar su doble
discurso hipócrita y dejar de insultar la inteligencia de los pueblos del
mundo, imponiendo una subjetividad tan obscena, grosera y flagrante en torno al
terrorismo mundial del que ellos mismos son creadores.
Adrian Salbuchi para RT
Adrian Salbuchi es analista político, autor, conferencista y comentarista
en radio y TV de Argentina.
www.asalbuchi.com.ar