Durante
los próximos dos años terrestres intentará
averiguar si el planeta es
‘colonizable’
Después de más
de 1,5 años de viaje por el espacio y los 'siete minutos de terror' del
aterrizaje –la parte más difícil del vuelo- el robot todoterreno de la NASA
'Curiosity' ha logrado poner los pies en Marte. Ahora, cuando ni el viento, ni
la gravedad, ni la presión atmosférica en el planeta rojo han podido impedir
que el ‘Curiosity’ tocara la superficie, empieza la parte más importante de la
misión, cuyos resultados son esperados impacientemente por los científicos de
todo el mundo.
El objetivo del
dispositivo es la búsqueda de rastros de vida en Marte, así como estudiar la
historia geológica del planeta. Durante los próximos meses recorrerá 20
kilómetros de la superficie del planeta rojo. Curiosity es un ingenio cinco
veces más pesado que todos los robots anteriores de este tipo: su tamaño es
como el de un automóvil compacto (dos veces más largo que sus predecesores) y
su masa es de casi una tonelada.
Su innovación
principal radica en su sistema alimentación energética, ya que la energía
necesaria para su funcionamiento no la obtendrá del sol por medio de paneles
solares, sino gracias a un generador termoeléctrico de radioisótopos que
funciona a base de plutonio.
Gracias a este generador, Curiosity no dependerá
de las condiciones climáticas y tendrá una vida útil de 14 años. Está previsto
que el todoterreno permanezca en la superficie del planeta rojo durante un año
marciano (687 días terrestres). El ‘Curiosity’ consta de un laboratorio y 10
instrumentos científicos que han sido diseñados para llevar a cabo minuciosas
investigaciones geológicas y geoquímicas, análisis de la atmósfera del planeta
y de su clima, así como prospecciones de agua y sustancias orgánicas. Todo eso,
para evaluar las perspectivas de la futura colonización del planeta por el
hombre. Rusia y España, a bordo del carro marciano En la misión participan
también Rusia, de la mano de su detector neutrino DAN, y España, que ha
diseñado la estación meteorológica REMS.
Ambos equipos
van instalados en el todoterreno. El ‘Albedo Dinámico de Neutrones’ o DAN,
proporcionado a la NASA por la Agencia Espacial Federal rusa (Roscosmos),
consiste en una fuente pulsante de neutrones. Será precisamente este detector
el encargado de rastrear vida en el planeta o, en otras palabras, hielo y agua
bajo la superficie marciana. Asimismo, investigará los procesos hidrológicos
marcianos y cómo fue cambiando la composición del agua en las diferentes épocas
geológicas. Hoy en día la mayoría de los científicos coincide en señalar que
hace unos 4.000 millones de años el clima en Marte fue más suave y más húmedo,
y que en la superficie del planeta hubo agua. El detector ruso radiará el suelo
con neutrones de energías altas y, según sea las características de la
corriente de neutrones secundarios, determinará la presencia de hidrógeno: el
hidrógeno absorbe neutrones activamente y si el suelo lo contiene, en el mapa
neutrino aparecerán ‘manchas oscuras’.
Mientras tanto,
la REMS es una estación meteorológica cuya tarea consistirá en fijar las
alteraciones de las contingencias climáticas marcianas: presión del aire,
temperatura, humedad, velocidad, dirección de los vientos y niveles de
radiación ultravioleta en la superficie del planeta rojo.