A partir de este momento, este Blog inaugura el segmento del PENSAMIENTO LATERAL, necesidad indispensable
de todo Cuadro y Militante...
¿Porqué tenemos que pensar "de frente" a la hora de enfocar los problemas de lógica o de matemática en general?. ¿Es el camino más fácil el correcto en el enfoque del cualquier problema?. El pensamiento lateral trata de encontrar soluciones imaginativas, distintas, que se apartan del clásico enfoque "de frente" de cualquier problema cotidiano.
Esto se manifiesta en los llamados
"acertijos", en donde la solución, en general, no es precisamente,
aquella que más se "espera".
EL PENSAMIENTO LATERAL
Se construyó un edificio de 24 pisos
con un terrible error de diseño: tenía sólo dos ascensores. En consecuencia, la
gente se impacientaba en la planta baja esperando la llegada de los elevadores.
Los propietarios del edificio
llamaron a concurso a distintos estudios de arquitectura para la construcción
de un nuevo ascensor. Se presentaron muchos proyectos, todos tan buenos como
caros. La solución, sin embargo, la aportó alguien que no sabía nada de
arquitectura, aunque sí mucho de pensamiento lateral: "La gente protesta
porque se aburre, no por el tiempo que pierde.
En lugar de construir otro ascensor,
ponga grandes espejos, será más barato v dará los mismos resultados". En
efecto, luego de la colocación de los espejos la gente matizó la espera
contemplándose y arreglándose y las quejas disminuyeron considerablemente.
El pensamiento lateral se había
impuesto por sobre el vertical.
Se trata de una de las tantas
soluciones aportadas por el pensamiento lateral o creativo, una técnica que
complementa, aunque se aparta, del pensamiento vertical o lógico que es el que
estamos acostumbrados a utilizar.
La mente se caracteriza por la creación
y almacenamiento de modelos fijos de conceptos, lo que pone trabas al ingreso y
uso de nuevas informaciones. Cuando el pensamiento tradicional sólo nos permite
optimizar los modelos ya existentes, el pensamiento lateral nos sirve para
actualizar o crear otros nuevos.
El pensamiento lógico y el lateral
son complementarios. Se requiere habilidad en ambos, sólo que la enseñanza
siempre le ha rendido culto al lógico. Mientras que éste último es selectivo,
el otro es creador. Pero también hay otras diferencias. El pensamiento vertical
se mueve sólo si hay una dirección en que moverse; el pensamiento lateral se
mueve para crear una dirección (fig. 1).
El pensamiento vertical sigue los
caminos más evidentes; el pensamiento lateral los menos evidentes. No se trata
de decidir cuál es más eficaz, ya que ambos son necesarios y se complementan
mutuamente. Lo que importa es una perfecta conciencia de sus diferencias para
facilitar la aplicación de ambos.
Por la tendencia de la mente a
trabajar con modelos prearmados, el pensamiento lateral se encuentra
petrificado y cede su parte al pensamiento lógico, que se arroga la totalidad
de la mente. Veamos un ejercicio para comprobarlo: La semana pasada conseguí
apagar la luz de mi dormitorio y meterme en la cama antes de que la habitación
quedase a oscuras.
Hay tres metros desde la cama al
interruptor de la luz. ¿ Cómo lo logré? Casi todo el mundo hace la hipótesis
innecesaria de que era de noche. La habitación no quedó a oscuras porque era de
día.
Sucede que nuestra mente está
habituada a determinados esquemas que nos condicionan a supuestos que damos por
inamovibles. De ahí que quien lee el problema se sienta estafado y considere
que hay una trampa. Nuestro rígido modelo no concibió que pudiera ser de día.
El primer concepto del pensamiento lateral es, entonces. desconfiar de todo
modelo v cuestionar todo lo que se da por supuesto.
Para ejercitar este concepto se
recomienda practicar, con otra persona, la técnica de los por qué. Se basa en
la recuperación de los bretes en que los hijos ponen a sus padres cuando son
chicos y que después se aplacan con la entrada en la edad adulta. Un
participante realiza las preguntas hasta quedar verdaderamente satisfecho con
las explicaciones y el otro intenta responderlas sin recurrir al "por que
sí". Algunos temas que se pueden tratar: ¿por qué hay distintos tipos de
vasos?, ?por qué los pañuelos son cuadrados?, ¿por qué las agujas del reloj se
mueven en ese sentido?, etcétera.
Otros preceptos para ejercitar el
pensamiento lateral
- No atarse a la primera idea que se
nos ocurre: Generalmente, cuando encontramos una solución a un problema nos
damos por satisfechos.
Pero... ¿y si no es la óptima? ¿Y si
seguimos pensando y obtenemos una respuesta mejor? Tome un objeto cualquiera
(una figura geométrica, una foto borrosa, o incluso algo concreto) e intente
buscar varias alternativas para definirlo. Así, un dibujo como el de la figura
2, puede significar dos cuadrados superpuestos (la idea dominante para nuestro
pensamiento), pero también tres cuadrados, dos figuras en L rodeando un
cuadrado, etcétera.
- Ver el problema desde otro punto de
entrada.
Muchas de las trabas en la resolución
de problemas se deben a un mal enfoque en el punto de partida. Se sabe: un
laberinto se resolverá más rápido si se parte del final y se llega al
principio. Utilice esta ley para el siguiente problema:
En el hipódromo se había establecido
un premio especial. Ganaría el caballo que llegase último. ¿ Cómo hicieron los
dos jockeys que participaron para correr la carrera y que hubiera un ganador?
El problema no es difícil si se empieza del final. Invirtamos la situación:
sabemos que el caballo que llegue primero perderá. Entonces... ¿por qué no
montarse en el animal contrario y correr a toda velocidad y hacerlo, así, salir
derrotado?
- Uso de analogías para
"separarse" del problema. Analogía es la relación de semejanza entre
dos o más cosas. Esto nos permite, a la hora de tener que salir de un
conflicto, no pensar en la situación concreta sino en algo semejante que sí
podamos resolver. Como práctica elija un problema (por ejemplo) ¿cómo hacer que
un taxista sordo pueda ejercer su oficio?) y busque la solución a través de
analogías más o menos libres (para nuestro ejemplo, brazos enyesados, señales,
código Braille, autos sin volante, etcétera).
- Muchas veces el azar es la mejor
manera de resolver un problema. Debido a lo rígido de nuestra mente, muchas
veces nos trabamos en la búsqueda de respuestas porque recurrimos sólo a lo
pensable. Al no encontrarla, abandonamos. Una manera de que esto no se produzca
es recurriendo al azar como disparador de ideas. Por ejemplo, busque una
palabra aleatoriamente en un diccionario e inténtele encontrar vinculación con
su problema. Si luego de dar muchas vueltas no funciona, pruebe con otra.
Muchas veces esta vuelta de tuerca cambia nuestra manera de ver las cosas.
- Abandonar el uso de etiquetas v
categorías muchas veces puede destrabar un debate. No es infrecuente que en
discusiones encarnizadas los participantes apelen a frases como ...eso es
típicamente machista, ...todo lo que sube tiene que bajar, ...mi moral no lo
permite, ...los opuestos se atraen. Cuando las unidades se agrupan en mayores
conjuntos y éstos reciben un nombre que los distingue como categorías, se
tiende a olvidar la auténtica composición de tales resultados. Se usan
mecánicamente. Al intentar prescindir de una categoría, se vuelve a valorar su
significado verdadero. Intente mantener una discusión con un amigo donde la
categoría principal no pueda ser mencionada (por ejemplo, si se debate sobre el
beneficio de las dietas omita la palabra "comida").
-No conformarse con lo adecuado,
siempre hay algo que lo supera. Debido a nuestra educación centrada en el
resultado, despreciamos el mecanismo que nos permitió llegar al final. Pero muchas
veces lo obvio y adecuado obstruye la visión de lo mejor. Un obeso que quiere
cambiar su estado físico intuitivamente acudiría a lo obvio y adecuado: dejar
de comer. Sin embargo, un buen dietista le diría que "lo mejor",
paradójicamente, es comer más veces por día, sólo que siguiendo un menú a
medida. El pensamiento lateral se niega a quedarse con la primera solución,
sabe que hay algo mejor.
-Guiarse por modelos prefijados
"petrifican " la lógica creativa. En vez de acomodarse a 'os modelos
establecidos en la memoria hay que intentar reestructurarlos y encontrar
soluciones mejores. En un principio, los componentes del modelo son piezas
sueltas; al adoptar una forma dada, se solidifican y no pueden usarse ya
libremente para estructurar otros modelos. Como ejemplo, intente resolver el
siguiente problema imaginario.
Un criminal americano fue al cine con
su mujer, a ver una película de tiros. Aprovechando una secuencia donde las
descargas eran continuas, asesinó a su mujer de un disparo en la cabezo.
A continuación salió del cine con el
cadáver de su mujer, sin que nadie hiciera nada por detenerlo. ¿Cómo se las
arregló el asesino?
Nada dentro del pensamiento lateral
nos permitiría hallar la respuesta. Pero si reordenamos el modelo tradicional
que tenemos, por ejemplo, de un cine, la solución surge fácilmente. Se trataba
de un "autocine", donde los espectadores permanecen dentro de sus
coches durante la proyección.
Como ejercitación, analice, para cada
situación que se le presenta, los modelos y supuestos preconcebidos que pone en
práctica.
La imaginación creativa
Hasta aquí se han estudiado los
principios generales del pensamiento lateral y algunas técnicas específicas
para su aplicación práctica. A continuación se estudiará su técnica distintiva
principal: las sesiones de imaginación creativa o brainstorming.
Más que una técnica se trata de un
medio, de un marco especial, de un ambiente concreto en el que pueden aplicarse
las técnicas y principios del pensamiento lateral que se explicaron hasta el
momento. En estas sesiones es imprescindible olvidarse de las inhibiciones
propias del pensamiento lógico, que tienden a limitar las ideas a causa de su
función enjuicia-dora y de censura de lo que se aparta de su ámbito. En el seno
del brainstorming puede emitirse cualquier punto de vista y postura, ninguna
idea es tan ridícula como para que no pueda expresarse.
Para las reuniones de imaginación
creativa no hay un número de participantes fijo. En general, doce personas
suelen ser un número adecuado, pero la sesión puede ser igualmente efectiva si
los miembros son seis o si su número se eleva a quince. En las sesiones, el
estímulo entre los participantes es recíproco y un miembro, al que se llama
apuntador o anotador recoge las ideas que van surgiendo del grupo. Su función
es la de componer una lista definitiva de las ideas emitidas durante la sesión,
amén de decidir acerca de la conveniencia de anotar una idea dada, o bien
decidir si su significado está ya comprendido en otra idea precedente. Siempre
se leerá esta lista al final de la sesión, a efectos de su valoración.
Otro rol esencial es el de director.
Su misión es guiar las sesiones, aunque no controlarlas ni dirigirlas. Es quien
impide que se critiquen las ideas de los participantes, controla que más de una
persona hable al mismo tiempo, aunque no pide a los participantes que hablen ni
digita sus intervenciones por turno. También se encarga de que el anotador
cumpla debidamente con su trabajo y cubrir los "baches" con
sugerencias propias. Pero ante todo es el responsable de definir el problema
central al inicio de la sesión, encauzarla cuando las ideas tienden a desviarse
excesivamente y de cerrar la sesión a la hora prevista, o antes, si las ideas
no fluyen fácilmente. Media hora suele ser espacio de tiempo suficiente para
realizar una sesión, aunque en muchos casos veinte minutos alcanzan.
Al final de la sesión debería
disponerse de tres listas que reflejen: a) las ideas de utilidad inmediata; b)
las áreas que requieren mayor exploración; y c) los nuevos enfoques al
problema.
Una sesión
A continuación transcribimos parte de
una sesión de imaginación creadora donde se discutía el envase para un nuevo
adhesivo líquido. Entre paréntesis se destacan las observaciones del director:
...Un envase especial para cada
"pegada".
...Un conjunto de sachets diminutos.
...O un frasco con gotero para que
cada uno decida la cantidad exacta que se necesita para cada caso.
...(Anótese gotero).
...o un envase que detectara
electrónicamente el final de la superficie a engomar.
...Eso sería demasiado caro para el
producto.
...(¡Por favor, en vez de censurar
las opiniones de los otros propongan nuevas ideas!)
...¿Por qué no se presentan en un
envase de seis cartuchos, cada uno con un orificio de tamaño diferente, según
la superficie a pegar?
...Y entonces, ¿por qué no presentar
los distintos orificios en un mismo envase?
...(Hasta aquí todos hemos hablado de
la función de pegado, pero, ¿qué decir de cuando el líquido pega la tapa al
envase?
...¡Hagámoslo sin tapa!
...O un pico retráctil, que cuando se
cierre el envase, una punta perfore el agujero de salida y cuando se abra lo
deje libre.
...Se puede recurrir al sistema de
las botellas de aceite. No se saca la tapa, se la perfora.
...¿Por qué no usamos el sistema de
las tapas de aceite, pero con agujeros de distintas medidas premarcados?
...Cuando el usuario quiere una
medida determinada la agujerea con una tijera o algún otro objeto punzante.
Como está premarcada tiene la seguridad de que la cantidad será la que él
busca. Después el propio pegamento cerrará el agujero y cuando se necesite otra
medida se podrá perforar.
...Y si se necesita alguna medida que
ya fue usada se quita manualmente el pegamento que quedó seco en el agujero.
(...)
Las ideas fueron anotadas sin
indicación de quién las formuló. Oscilan entre lo ridículo y lo razonable. Se
puede ver también cómo hay un mínimo de valoración y casi todas las
observaciones conducen a alguna nueva idea.
Cuando Edward De Bono sentó las bases
del pensamiento lateral muchos consideraron a la técnica como divertida pero
sin resultados concretos. En la actualidad no sólo el término fue incluido en
el Oxford Dictionary, sino que miles de estudiantes, empresarios, publicistas,
artistas y científicos de todo el mundo utilizan los métodos que mencionamos
para dar respuesta a sus necesidades.
Pero además, y aquí es donde se ve su
perspectiva futura, es por excelencia el pensamiento de nuestra época, dado su
carácter de innovador permanente. La necesidad de modificar nuestras visiones
es cada vez más acuciante a medida que la ciencia y la tecnología aceleran su
ritmo. En el pasado no se pensaba en métodos satisfactorios para el cambio de
ideas; el único utilizado hasta ahora consistía en el conflicto entre ideas
diferentes u opuestas. El pensamiento lateral provoca cambios de ideas mediante
la reordenación de las partes integrantes de los modelos ya establecidos.
El mismo De Bono lo sintetiza de
manera ejemplar: la enseñanza ha girado siempre en torno a la secuencia lógica
del pensamiento, como único proceso adecuado para elaborar la información. La
creatividad se ha considerado en todos los tiempos como algo misterioso, innato
o espontáneo.
El pensamiento lateral no provoca
dudas ni caos en las ideas establecidas.
Reconoce la extrema utilidad de éstas
y se limita a negar el carácter rígido que la mente le confiere a los esfuerzos
establecidos.