Dijo el Profeta Muhammad (BP): “Os ha venido el mes de Ramadán, un mes bendito, en el cual Al-lâh os impuso ayunar. En él son abiertas las puertas de los jardines (paradisíacos) y son encadenados en él los demonios”.
Queridos hermanos, nos encontramos nuevamente en el Sagrado mes de Ramadán. Es el tiempo del ayuno espiritual y físico como ofrenda al Todopoderoso. Es el mes de Al-lâh, del Sagrado Corán y la súplica. En él la Misericordia, la Indulgencia y las Bendiciones divinas colman nuestra existencia. Ramadán es el mes de Al-lâh y el más noble de los meses. En él las puertas del cielo, de la Misericordia y el Paraíso están abiertas. En una de sus noches la adoración equivale a la de mil meses.
En efecto, en los últimos diez días de Ramadán en un día impar, sucede esta bendita noche llamada Al-Qadr, en la que se reveló el Sagrado Corán completamente en el corazón del Profeta Muhammad (BP):
“Por cierto que hemos revelado el Corán en la Noche de Al-Qadr (Decreto, Manifestación de la Voluntad Divina) y ¿qué te hará entender lo que es la Noche del Decreto? La Noche del Decreto es mejor que mil meses. En ella descienden los ángeles con el Espíritu, con la anuencia de su Señor, para ejecutar todas Sus órdenes. Ella es paz hasta que surge la Aurora” (Sura 97).
Quien ayuna no sólo se abstiene de ingerir alimentos sino de otras acciones que lo desvían de la Verdad. Tanto nuestros órganos como nuestros cinco sentidos deben entrar en el recinto sagrado del ayuno para purificarse de todo error, exceso e imperfección. Es un mes idóneo para la reflexión y la introspección para todos aquellos creyentes que buscan el acercamiento a su Señor. La sincera devoción, en este sagrado mes, se ve recompensada por la iluminación.
Ramadán
Acerquémonos a Al-lâh mediante la lectura del Corán, las súplicas y las alabanzas.
Dijo el Imam Ya'far As-Sadiq (P):
“Los días en que ayunáis no deben ser iguales al resto de vuestros días, pues el ayuno no consiste solamente en dejar de comer y beber, sino que en ellos debéis proteger vuestros órganos del pecado, de lo ilícito y también de lo desaconsejable. Cuidad vuestras lenguas de la mentira, cerrad los ojos a lo prohibido, no peliéis, no envidiéis, no habléis mal de vuestros hermanos, no discutáis sin motivo, no hagáis juramentos, no ofendáis ni insultéis. No olvidéis el recuerdo de Al-lâh. Manteneos en silencio cuando sea necesario callar, sed pacientes y veraces, alejaos de los malvados. Evitad la calumnia y la enemistad, no penséis mal de vuestros hermanos en la fe. Alejaos de la maledicencia y la cizaña. Preparaos a cada instante para el viaje al otro mundo. Esperad ansiosamente la aparición de vuestro Qa'im (El Imam Mahdi, el Salvador), tened esperanza en la recompensa de la otra vida. Aprovisionaos con actos benevolentes para vuestro viaje. Mantened vuestros corazones sosegados y vuestros cuerpos tranquilos. Sed humildes y sumisos ante Al-lâh. Temedle al igual que un esclavo teme a su amo, temed su castigo y esperad su misericordia. ¡Oh ayunantes! debéis purificar vuestros corazones de defectos y vuestras almas de engaños y astucias, al igual que vuestros cuerpos de la suciedad. Practicad todo lo aconsejado y vuestros ayunos serán verdaderos”
IA 'ALIU IA 'AZIMU IA GAFURU IA RAHIMU ANTAR RABBUL 'AZIMUL LADHI LAISA KAMIZLIHI SHAI'UN UA HUAS SAMI'UL BASIR.
UA HADHA SHAHRUN 'AZZAMTAHU UA KARRAMTAHU UA SHARRAFTAHU UA FADDALTAHU 'ALASH SHUHURI UA HUASH SHAHRUL LADHI FARADTA SIAMAHU 'ALAII UA HUA SHAHRU RAMADAN AL LADHI ANZALTA FIHIL QURANA HUDAN LIN NASI UA BAIINNATIN MINAL HUDA UAL FURQAN.
UA YA'ALTA FIHI LAILATAL QADRI UA YA'ALTAHA JAIRAN MIN ALFI SHAHRIN. FAIA DHAL MANNI UA LA IUMANNU 'ALAIKA MUNNA 'ALAIIA BIFAKAKI RAQABATI MINAN NARI FIMAN TAMUNNU 'ALAIHI UA ADJILNIL YANNATA BIRAHMATIKA IA ARHAMAR RAHIMIN.
¡Oh Altísimo! ¡Oh Ingente! ¡Oh Perdonador! ¡Oh Misericordiosísimo! ¡Tú eres el Señor Majestuoso, el que no tiene nada semejante! ¡Él es el Omnioyente, Omnividente!
Este es un mes que engrandeciste, honraste, ennobleciste y preferiste a otros meses. Este es el mes en el que me ordenaste ayunar. Este es el mes de Ramadán en el que revelaste el Corán, como Guía para la humanidad y evidencia de la Guía y el discernimiento.
Estableciste en él la Noche del Decreto y estableciste que esta noche sea mejor que mil meses. ¡Poseedor de los Dones, al que nadie puede dotar de nada! ¡Agráciame liberándome del Fuego, entre aquéllos que liberas! ¡Introdúceme en el Paraíso, por Tu Misericordia, el más Misericordioso de los misericordiosos!
Mes de la liberación de la prisión del ego.
Mes de acercamiento a Al-lâh.
Por Zohre Rabbani
La paz sea sobre ti, ¡oh el más distinguido mes de Al-lâh!
La paz sea sobre ti, ¡oh mes de los próximos a Al-lâh!
La paz sea sobre ti, ¡oh mejor tiempo de entre los tiempos!
¡La paz sea sobre ti y tu noche del decreto, que es más meritoria que mil meses!
(Sahifat-us Sayyadiiah - Súplica Nº 45)
Las bendiciones sean sobre Ramadán, el mes de Al-lâh, el mes del Corán, el mes de la gente, el mes del despertar, el mes del perdón y la misericordia, el mes del Decreto, en que los hombres se reencuentran a sí mismos y se remontan desde el mundo terrenal hacia el mundo celestial, en que los cuerpos esclavos de su propio ego se liberan y encuentran a su Señor. Ramadán es el gran campo de la perfección, la pista más larga para despegar. Es el mes de convertirse en humano y vicario de Al-lâh. Ramadán es una escuela, escuela de amor, conocimiento y sinceridad. Es el mes de la auto-realización y la liberación para despojarse de todo aquello que no es Al-lâh.
Ramadán es un ejercicio. Una práctica para todo el año. Es una forma de ejercitar la manera de hablar, de mirar, de pensar, y de suplicar a Al-lâh; conocimiento y enseñanza que contiene un solo objetivo, una sola intención: la satisfacción de Al-lâh.
Los más importantes efectos y frutos de este gran mes, son:
1. Conocer el Corán: Ramadán es el mes en el cual el Generoso Corán ha sido revelado al corazón del Profeta (BP) en forma completa. El Corán es la mesa servida de la misericordia de Al-lâh que ha sido tendida solo para el ser humano. Nadie se levanta de esta mesa sin haber aprovechado algo. Quien solo lo mira, quien lo recita, quien medita en sus aleyas... Todos gozan de él, naturalmente en diferentes grados.
Dice el Imam Jomeini en su libro Adab-us Salat: “La gracia más grande de Al-lâh es el Corán. Si deseas recibir la extensa misericordia de Al-lâh, aprovecha esta gracia”.
Y dice otro sabio, el maestro Hasan Zadé Amolí: “El Corán es el agua vivificadora del hombre. Esta agua también busca al hombre de la misma manera que el hombre la busca”.
Y Ramadán es el mejor momento para aprovechar el Corán, ya que hemos sido invitados al banquete de Al-lâh. Dice el Imam Jomeini respecto a este banquete: “Aprovecha esta invitación. Es una invitación muy elevada y delicada... El mes de Ramadán puede educarnos de tal manera que perduren sus efectos hasta el Ramadán venidero...”
El Imam en otras de sus palabras nos enseña el camino para entrar al banquete que Al-lâh ha dispuesto para nosotros: “Lo que nos ayuda a entrar en el banquete de Al-lâh es que dejemos de lado todo lo que no sea Al-lâh... Esta participación tiene varios niveles, de acuerdo con los grados de espiritualidad de los hombres. El primer paso consiste en no prestar la mínima atención a los asuntos mundanales. No ver más que a Él. No aspirar más que a Él... Todas las personas, según sus capacidades, deben renunciar al mundo. Tratad de que vuestro corazón no esté apegado al mundo...”
2. Las nobles virtudes: Otro de los más importantes efectos de este mes es el obtener nobles cualidades. El ayunante, en el mes de Ramadán debe ayunar de tal forma que todo su ser se encuentre ayunando, todo su ser esté alejado de la rebelión y la desobediencia. Dice el Imam Ya’far As-Sadiq (P) al respecto:
“Cuando ayunes, entonces que ayune tu oído, tu vista, tu piel y todo lo que te pertenece. Tu día de ayuno no debe ser igual al resto de tus días” (Uasa’il-ush Shi’ah, T. 7, p. 116).
El ayunante debe evitar ver cualquier escena pecaminosa. Solo debe mirar en la Creación de Al-lâh y conocer así la filosofía de la vida. Debe además evitar oír palabras engañosas. Ha de reflexionar en lo que oye, diferenciar y diagnosticar la verdad de la falsedad, reconocer los susurros de satanás, tratar de concebir el mensaje de cada ser en la naturaleza y alejarse de lugares donde se hace maledicencia, calumnia, mentira, etc.
La lengua del ayunante no tiene que decir más que la verdad y ordenar el bien y prohibir el mal. Tiene que estar al servicio de los siervos de Al-lâh. El ayunante debe recordarle solo a Él, practicar la sinceridad en la intención y en la práctica, luchar contra cualquier clase de ostentación, y controlar sus actos hasta el más insignificante. De esta forma es que puede ser Su invitado, acercarse a lo celestial y angelical y llegar al grado de proximidad a Al-lâh.
El Imam Ya’far As-Sadiq dice al respecto: “Ayunar no es solo abstenerse de comer y beber. Al-lâh ha convertido al ayuno en un velo entre el siervo y todo tipo de pecado. Quien tenga en cuenta estas condiciones es un “ayunante”. ¡Qué pocos son los ayunantes y qué numerosos los hambrientos!”
3. La salud física: Otro de los efectos importantes del ayuno es la salud y el bienestar. No comer es la característica más exponente del ayuno. El cuerpo, frente a esta tentación, no solo siente el sabor del hambre y se siente más responsable, sino que además lucha por medio de esta práctica contra todas las debilidades naturales del cuerpo.
Un estudio respecto a los efectos de ayunar nos muestra que esta práctica juega tanto el papel de curar como el de prevenir, ayuda a normalizar el metabolismo corporal y elimina las imperfecciones biológicas.
Existen numerosos médicos que curan a algunos de sus pacientes por medio de regímenes que oscilan entre la abstención total y la parcial, llegando a obtener sorprendentes resultados. De entre estos médicos se puede nombrar al Dr. Gulpa, al Dr. Ehret y al Dr. Bertholet, cuyos métodos de curar están basados en “ayunar”, y han escrito libros respecto al tema.
Aunque el ayuno medicinal y religioso difieren en varios aspectos, desde el punto de vista de la higiene y la salud poseen puntos en común.
En un dicho, el Enviado de Al-lâh (BP) menciona las características de un ayuno verdadero: “Dijo Al-lâh el Altísimo: «El ayuno me pertenece y Yo soy su recompensa». El ayuno aleja la concupiscencia y las pasiones. Es la vida del corazón, la pureza de los miembros externos e internos. Vivifica lo externo e interno del hombre. Lleva a agradecer las mercedes del Creador y la bondad hacia los pobres. Aumenta el sometimiento y acercamiento a Al-lâh, como también la esperanza en Él. Disminuye los instintos pasionales. El ayuno facilita el cómputo en el Día del Juicio Final y duplica las buenas acciones. Existen en el ayuno tantos beneficios que los contadores son incapaces de computarlos. Y lo mencionado es suficiente para que el dotado de intelecto tenga éxito en practicarlo”. (Al-Mizan,T2).
Esto solo sólo constituye una parte de las características del ayuno, pero otro asunto muy importante en el mes de Ramadán y sobre lo que las súplicas nos hablan, es la noche del Qadr. Dice el Imam Jomeini al respecto: “Si supiéramos el secreto de la noche del Decreto y el secreto del descenso de los ángeles en esta noche -puesto que continúan bajando para el Imam Mahdi (P) en todas las noches del Decreto-, todos nuestros problemas se nos facilitarían. Todas nuestras dificultades se deben a que nos encontramos tras un velo. No podemos observar la realidad tal como es, ni el sistema de la existencia en su orden real”.
El Saiid ibn Tawus relata un dicho del Profeta del Islam respecto a esta noche: “Moisés dijo: '¡Señor mío! Anhelo Tu proximidad!'. Le dijo Al-lâh: «Mi proximidad pertenece a quien permanezca en vela durante la noche del Decreto» Dijo: '¡Al-lâh mío! Agráciame con tu misericordia'. Respondió: «Mi misericordia pertenece a quien sea compasivo en esta noche con los indigentes». Dijo: 'Deseo poder atravesar el puente de sirat (en el día del Juicio Final)'. Dijo: «Esto pertenece a quien en la noche del Qadr haga una caridad». Dijo: 'Deseo beneficiarme de los árboles del Paraíso y comer de sus frutos'. Respondió: «Esto es para quien Me alabe en esta noche». Dijo: '¡Al-lâh mío!, te ruego Tu satisfacción'. Respondió: «Esto es para quien realice dos ciclos de oración en la noche del Decreto». Dijo: 'Anhelo mi salvación'. Preguntó: «¿Salvarte del Fuego?» Dijo: 'Sí'. Respondió: «Ello es para quien en la noche del Decreto pida perdón a Al-lâh». (Adab-us Salat, de Imam Jomeini).
En fin, esta noche posee una superioridad extraordinaria respecto a otras noches del año, y el ayunante debe conocer su trascendencia y esforzarse para aprovechar de sus incontables bendiciones.
Hay que saber poner cada cosa en su lugar y dejarla en él pero, para ello, hace falta una comprensión del orden universal que escapa al mundo occidental.
Zohre Rabbani